sábado, 16 de abril de 2011

NOTICIA CULTURAL


El martes, día 12, fui invitada a impartir la conferencia "Mujeres extremeñas en la II República" en la localidad de Alburquerque, con motivo de las III Jornadas "Memorias de futuro", celebradas del 10 al 15 de abril. El acto tuvo lugar en la biblioteca Pública “Luis Landero” en un ambiente muy agradable. Hablé sobre la situación de la mujer en el siglo XX, la falta de derechos y libertades que sufrió, la educación de la mujer en Extremadura y algunas personalidades destacadas de ese momento.
Finalizó con un debate en el que participaron varias personas.

martes, 5 de abril de 2011

COMO UNA OLA

Hay que ver lo que puede liar una ola. Pero no una ola cualquiera sino la gigantesca ola que provocó un tsunami en la costa de Japón.
Amenaza que llega como una ola, una sola ola gigante, eso sí, y furibunda, capaz de trastocar la vida diaria de ciudades y pueblos, de un país como Japón.
Si la población sólo hubiera padecido los terremotos, todo habría quedado en un susto y algún que otro derrumbe sin importancia, porque los japoneses están preparados para resistirlos, desde los pilares de acero de los edificios, las medidas de emergencia, la mentalización de sus gentes desde niños, su educación y manera de ser.
Además de preparado, el pueblo japonés es cortés y metódico. Están habituados a soportar tifones, erupciones volcánicas y bombas atómicas. Tienen paciencia para aguantar y coraje para renacer.
Pero la maldita ola llegó como en la canción de Rocío Jurado. Y no sólo rompió el timón, rompió la vida de un pueblo, arrasó ciudades, destrozó embarcaciones y casas. Y lo peor de todo, provocó la catástrofe nuclear, el miedo a no poder controlarla, las consecuencias. Con la amenaza de radiactividad, ya detectada en los alimentos y agua del grifo, por la presencia de yodo radiactivo, crece la alarma. Y más, ahora que están vertiendo el agua contaminada al mar. Las consecuencias pueden ser catastróficas a nivel mundial.
A veces los humanos creemos tener dominada la situación y pensamos que no hemos dejado ningún cabo suelto. Hasta que llega como una ola el ataque furtivo de la Naturaleza y lo trastoca todo, da al traste con las previsiones, las más modernas técnicas, y las medidas de seguridad. Y nunca mejor dicho, los técnicos tienen que estar al pie del cañón, aun a riesgo de sus vidas, para salvar millones de vidas.
La Naturaleza sigue siendo la dueña del mundo, mal que nos pese a los humanos.
Es como si quisiéramos echarle un pulso a no sé que, arriesgar y construir centrales nucleares, bombas atómicas, virus en laboratorio, clonar, pensando que por ser humanos, somos seres superiores capaces de dominar y controlar todo.
Somos tan burros los mortales que inventamos artilugios para desintegrarnos, hacernos daño en nombre del progreso.
Y no pensamos en el mundo que vamos a dejar en herencia a nuestros hijos y generaciones venideras.

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