sábado, 13 de abril de 2013

LA ÚLTIMA DIVA

Entre calada y calada de sus habanos, Sara Montiel se fumó la vida en un soplo. Ahora, el mundo del cine está de luto. Se ha ido rápido y de puntillas. Cuando escuché la noticia no podía creer que la última gran diva del cine español hubiera fallecido. Y lo he sentido. Porque Sara Montiel era un mito al que admirábamos desde adolescentes, tratábamos de imitarla cantando como ella con voz grave y sensual. Oímos hablar de El último cuplé años después de su estreno en Madrid; cuando el film llegó al pueblo nos coló la hija del dueño en el cine España. Permanecimos agachadas en un palco hasta apagarse las luces, porque la película no era tolerada para menores. Tuve la suerte de conocerla en persona cuando Jesús Hermida me invitó a su programa y Sara era la artista invitada. Conversé con ella y le conté cuánto la admirábamos desde niñas y aprendimos todas sus canciones. Nació pobre pero luchó contra su destino y triunfó. Se rodeó y la amaron personas de prestigio (Severo Ochoa, Miguel Mihura, León Felipe que la enseñó a leer cuando ya tenía 21 años). Triunfó en Méjico y en EEUU. Banderas no fue el primero en triunfar en Hollywood, décadas antes lo hizo ella, al lado de grandes ídolos. Como en su cuplé Fumando espero, vivió fumándose la vida, echando caladas de éxitos. Saritísima se creó un personaje, pero cuando se despojaba de su traje de diva, dicen que era castiza, muy humana y moderna. La figura de Sara es conocida por muchas generaciones de españoles por el cine y la televisión. Barroca y sensual, reconocida actriz y cantante, sabía sacar partido de su belleza, enamorar a la cámara. Nunca quiso ser ejemplo de nada, fue un símbolo del cine español y desempolvó un género muerto: el cuplé. Quizá, como ella misma se quejaba, era demasiado bella y derrochaba sensualidad para darle papeles dramáticos, su fotogenia y sus curvas eran suficientes para lograr éxitos de taquilla. Nos lega sus películas, sus canciones y su actitud positiva ante la vida. Seguro que en estos días, hasta san Pedro ha aprendido a cantar cuplés.

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